Deja el culturismo para poder “disfrutar de una vida social”
Antes y después, pero al revés. Esta chica pasó de ser culturista a llevar una vida “mucho más feliz y social”.
Cuidarnos y entrenar en el gimnasio un poco cada día es ideal para nuestra salud, pero nada en exceso es bueno. Jolene Jones es una chica de Montana, Estados Unidos, que se ha dedicado durante años al culturismo. Desde que comenzó a prepararse para competir, su entrenado la ha guiado en lo que podía comer y lo que no y cuántas horas tenía que dedicar al gimnasio cada día.
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Jolene disfrutó de esta vida y de todos los premios acumulados durante años gracias a su gran esfuerzo y dedicación, pero empezó a cansarse. Un día, lo que le dijo su entrenador hizo que Jolene cambiara el chip y dejara atrás esta vida. Según ella, para llevar otra verdaderamente feliz.
Su entrenador le dijo que tenía que perder 13 kilos más si quería seguir siendo la mejor y ganando medallas en las competiciones de culturismo, pero Jolene tenía claro que no quería seguir perdiendo peso. Se dio cuenta de que se estaba obsesionando con la comida y que dedicaba todo su tiempo libre al entrenamiento, privándose así de reuniones con amigos, viajes familiares o excursiones. “Sin alcohol, sin carne, sin trigo, sin azúcar y sin productos lácteos”, cuenta Jolene acerca de la vida que estaba llevando, la cual no le dejaba hacer una vida social normal.
“Pasé de estar controlando mi rutina y el peso a disfrutar de una vida social”, asegura la deportista. Ahora, la joven se considera una “amante del cuerpo” y, aunque saben que muchos no entenderán su decisión, asegura que “no cambiaría su cuerpo actual por nada del mundo”.
Este cambio físico es totalmente inverso a los que estamos acostumbrados a ver, pero no hay duda de que cada uno debe comportarse y actuar conforme le haga feliz.
