La "hormona del amor", la oxitocina, puede ayudar a reparar corazones rotos (literalmente), según un estudio de laboratorio

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La oxitocina, a veces llamada la "hormona del amor", podría ayudar a curar corazones rotos, literalmente. En un nuevo estudio sobre células de pez cebra y humanas, los científicos descubrieron que la hormona fabricada por el cerebro puede ayudar a regenerar el tejido cardíaco tras una lesión y, en teoría, podría utilizarse algún día en el tratamiento de los infartos, según los investigadores.

Sin embargo, debido a que el nuevo estudio se realizó en peceras y platos de laboratorio, este tratamiento teórico aún está lejos de hacerse realidad.

La oxitocina ha sido apodada la hormona del "amor" o del "abrazo" por su conocido papel en la creación de vínculos sociales y de confianza entre las personas, y sus niveles suelen aumentar cuando las personas se abrazan, tienen relaciones sexuales o llegan al orgasmo. Sin embargo, la llamada hormona del amor también desempeña otras muchas funciones en el organismo, como desencadenar las contracciones durante el parto y favorecer la lactancia posterior. La oxitocina también ayuda a proteger el sistema cardiovascular de las lesiones, ya que reduce la presión sanguínea, la inflamación y la difusión de los radicales libres, un subproducto reactivo del metabolismo celular normal, según un estudio publicado en 2020 en la revista Frontiers in Psychology (se abre en una nueva pestaña).

El nuevo estudio, publicado el viernes (30 de septiembre) en la revista Frontiers in Cell and Developmental Biology (se abre en una nueva pestaña), pone de relieve otro posible beneficio de la oxitocina: Al menos en el pez cebra, la hormona ayuda al corazón a sustituir los cardiomiocitos lesionados y muertos, las células musculares que impulsan las contracciones cardíacas. Los primeros resultados en células humanas apuntan a que la oxitocina podría estimular efectos similares en las personas, si se administra en el momento y la dosis adecuados.

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El corazón tiene una capacidad muy limitada para reparar o sustituir el tejido dañado o muerto, señalan los autores del estudio en su informe. Pero varios estudios sugieren que tras una lesión, como un infarto, un subconjunto de células de la membrana más externa del corazón, llamada epicardio, adquiere una nueva identidad. Estas células descienden a la capa de tejido cardíaco donde residen los músculos y se transforman en células similares a las madre, que luego pueden convertirse en varios tipos de células cardíacas, incluidos los cardiomiocitos.

Este proceso se ha estudiado en gran medida en animales y hay algunos indicios que sugieren que también puede darse en humanos adultos. Desgraciadamente, si el proceso se produce en las personas, parece desarrollarse de forma demasiado ineficaz y en un número demasiado reducido de células como para dar lugar a una regeneración significativa del tejido tras un infarto, señalan los autores del estudio en un comunicado (se abre en una nueva pestaña). Según los autores, si se fomenta de algún modo que más células epicárdicas se transformen en cardiomiocitos, los científicos podrían ayudar al corazón a reconstruirse tras una lesión.

Los autores del estudio descubrieron que podían poner en marcha este proceso en células humanas en una placa de laboratorio exponiéndolas a la oxitocina. También probaron otras 14 hormonas producidas por el cerebro, pero ninguna de ellas pudo inducir a las células a alcanzar el estado deseado, similar al de las células madre, necesario para crear nuevos cardiomiocitos, según el comunicado.

A continuación, el equipo llevó a cabo experimentos de seguimiento en el pez cebra, un pez de la familia de los pececillos conocido por su impresionante capacidad para regenerar tejidos en su cuerpo, incluidos el cerebro, los huesos y el corazón. El equipo descubrió que, a los tres días de una lesión cardíaca, los cerebros de los peces empezaban a bombear oxitocina como locos, produciendo hasta 20 veces más de lo que producían antes de la lesión. La hormona llegó al corazón, se conectó a sus receptores y puso en marcha el proceso de transformación de las células epicárdicas en nuevos cardiomiocitos.

Estos experimentos proporcionan los primeros indicios de que la oxitocina puede desempeñar un papel clave en la reparación del corazón después de una lesión, y al potenciar sus efectos, los científicos podrían desarrollar nuevos tratamientos para mejorar la recuperación de los pacientes después de los ataques cardíacos y reducir el riesgo de futuras insuficiencias cardíacas, concluyeron los autores. Estos tratamientos podrían incluir fármacos que contengan oxitocina u otras moléculas que puedan conectarse a los receptores de la hormona.

"A continuación, tenemos que estudiar la oxitocina en humanos después de una lesión cardíaca", dijo en el comunicado el autor principal, Aitor Aguirre, profesor asistente del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad Estatal de Michigan. "En general, son necesarios ensayos preclínicos en animales y clínicos en humanos para avanzar".

Nicoletta Lanese
Nicoletta Lanese Redactora

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