Algunas personas son más sensibles al calor que otras: he aquí la razón
En invierno, la gente suele soñar con lo que hará cuando vuelva a hacer calor; algunos incluso viajan a climas más cálidos para esperar el frío en algún lugar un poco más agradable. Pero por muy agradable que sea el calor, a veces puede ser demasiado para nuestro cuerpo, y es entonces cuando pueden surgir problemas de salud.
La forma en que los seres humanos reaccionan al calor puede variar. En algunos casos, las altas temperaturas pueden provocar intolerancia al calor, que es cuando el cuerpo se sobrecalienta debido al aumento de la temperatura del entorno, según MedlinePlus de la Biblioteca Nacional de Medicina. En otros casos más graves, el calor extremo también puede provocar enfermedades causadas por el calor, como calambres por calor, agotamiento por calor e insolación.
El cuerpo reacciona tan mal al calor porque no estamos hechos para soportarlo. "Nuestros cuerpos están diseñados para estar a una temperatura constante; se nos denomina 'homeotermos'", explica a Health el doctor Erik D. Axene, médico de urgencias de Envision Healthcare, que también es director médico de los servicios de emergencias y médico de la NFL en su comunidad. "Por esta razón, los sistemas reguladores de nuestros cuerpos deben mantener esta temperatura constante y óptima de alrededor de 98,6 grados Fahrenheit, que es crucial para nuestros sistemas de órganos. Desafortunadamente, cuando diversas condiciones de salud o extremos ambientales obstaculizan nuestros sistemas reguladores, podemos sobrecalentarnos o volvernos hipertérmicos."
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Cuando se trata de cualquier forma de intolerancia al calor o enfermedad por calor, son posiciones en las que no quieres poner a tu cuerpo a sabiendas. Aquí, los expertos opinan sobre los síntomas de la intolerancia al calor a tener en cuenta, junto con quién tiene más riesgo de sufrirla y cómo tratarla y prevenirla.
Síntomas
Un signo común de intolerancia al calor es el aumento de la sudoración, Chantel Strachan, MD, un internista en ColumbiaDoctors y Columbia University Irving Medical Center, dijo a la Salud. Sin embargo, la intolerancia al calor puede mostrarse como algo más que sudoración extrema en algunas personas. Si bien puede variar entre las personas, el Dr. Chantel Strachan dijo que algunos de los signos más comunes de intolerancia al calor incluyen:
- Aumento de la sudoración
- Mareo
- Fatiga excesiva
- Respiración acelerada
- Aumento de la frecuencia cardiaca
- Náuseas
- Cambios de humor
- Dolor de cabeza
- Disminución de la concentración
Si usted está sufriendo de intolerancia al calor, puede sentirse acalorado, pero otros a su alrededor en un entorno similar no se siente lo mismo, Natasha Bhuyan, MD, un especialista en medicina familiar en One Medical West, dijo a la Salud. Por supuesto, muchos de estos síntomas también se aplican a otras condiciones, así que hable con su profesional de la salud si no está seguro de si la intolerancia al calor es el culpable.
¿Quién corre más riesgo de padecer intolerancia al calor?
Existen varias razones por las que una persona puede ser más sensible al calor, lo que la convierte en intolerante al calor. Estas razones, según MedlinePlus, incluyen:
- Uso de anfetaminas u otros estimulantes
- Ansiedad
- Consumo de cafeína
- Menopausia
- Demasiada hormona tiroidea
Según la Dra. Chantel Strachan y la Dra. Natasha Bhuyan, existen otros factores de riesgo que pueden aumentar la susceptibilidad a la intolerancia al calor, como ser un niño pequeño o un adulto mayor, llevar un estilo de vida más sedentario y haber sufrido una lesión medular, que puede limitar la sensibilidad de una persona a la temperatura. Ciertas afecciones médicas, como la esclerosis múltiple y la diabetes, también pueden causar una desregulación de los controles internos de la temperatura de una persona, exponiéndola a un mayor riesgo de intolerancia al calor.
Además de las condiciones y hábitos de salud, el Dr. Erik Axene afirma que pasar mucho tiempo en climas cálidos con una humedad extremadamente alta o baja, a gran altitud o con una exposición prolongada al sol puede hacer que una persona desarrolle intolerancia al calor. Esto es especialmente cierto si la persona no lleva ropa adecuada o no bebe cantidades adecuadas de agua.
Tratamiento
Cuando se trata de intolerancia al calor, la clave está en prevenir los brotes. El Dr. Erik Axene subrayó la importancia de escuchar al cuerpo para frenar la intolerancia al calor u otras enfermedades relacionadas con el calor: "Estar preparado para una exposición conocida al calor, ya sea irse de vacaciones, jugar en un partido de fútbol o trabajar en el jardín, es crucial para prevenir las enfermedades relacionadas con el calor", añadió el Dr. Erik Axene.
La intolerancia al calor también puede prevenirse controlando las causas subyacentes. Evitar las bebidas con cafeína y otros estimulantes durante las épocas calurosas del año puede reducir la sensibilidad al calor. Los remedios naturales contra la ansiedad o las técnicas de control del estrés, como la meditación, pueden ser beneficiosos para las personas con ansiedad. Y si la medicación puede ser un problema, lo mejor es hablar con un profesional sanitario sobre las opciones.
Un repaso rápido
Según la Cruz Roja Americana, puede actuar para prevenir las emergencias por enfermedades causadas por el calor si se encuentra en un entorno muy caluroso: beba mucho líquido, mantenga temperaturas agradables en el interior y limite el tiempo que pasa en el exterior. Si le resulta difícil mantener la temperatura interior a un nivel confortable, también puede acudir a un centro de refrigeración en los días calurosos.
La Dra. Chantel Strachan también recomienda llevar ropa holgada y de colores claros, limitar el consumo de alcohol, utilizar aire acondicionado y ventiladores, y llevar compresas frías. Intentar mantenerse fresco con un pañuelo para el cuello también es una opción.
Otra cosa a tener en cuenta: Si padece alguna enfermedad que puede aumentar el riesgo de intolerancia al calor, es mejor que hable con un profesional sanitario sobre los cambios que puede hacer en su estilo de vida o en la medicación para reducir el riesgo. Un profesional sanitario también puede darle consejos más específicos en función de sus síntomas y su ubicación.