El mito de la salud intestinal que convierte a los australianos en "célibes y antisociales
Ha salido a la luz que un número significativo de hombres australianos luchan en silencio contra un problema de salud que se creía que sufrían desproporcionadamente las mujeres. Como consecuencia, a menudo sufren en soledad y dudan en buscar ayuda debido a la creencia errónea de que sólo tienen que aguantar.
La salud intestinal se ha convertido en un tema muy debatido en los últimos años, ya que una serie de revelaciones científicas -junto con el reconocimiento de que los intestinos funcionan como un auténtico "segundo cerebro"- han reavivado el discurso en torno a la salud intestinal y la nutrición. Recientes avances han reconocido el poder de una dieta rica en proteínas para combatir la depresión y por qué el ayuno intermitente podría estar arruinando su vida sexual.
Esta semana, sin embargo, ha salido a la luz una realidad mucho más fundamental. Se ha descubierto que una enfermedad intestinal que tradicionalmente se consideraba que afectaba de forma desproporcionada a las mujeres está teniendo un enorme impacto en la salud, la salud mental y el estilo de vida de los hombres australianos. Pero, ¿qué es exactamente esta enfermedad y por qué ha pasado desapercibida durante tanto tiempo?
En un estudio pionero realizado por BioRevive como parte de la Semana de la Salud Masculina, se ha revelado que un número significativo de hombres australianos luchan silenciosamente contra el síndrome del intestino irritable (SII). Y lo que es peor, debido al consenso tácito de que se trata de un trastorno que afecta sobre todo a las mujeres, muchos hombres lo padecen en silencio, bien porque no son conscientes de que sus síntomas ocultan un problema más amplio, bien porque se avergüenzan de ellos y optan por aguantar solos.
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Como resultado, su bienestar mental y su calidad de vida en general se ven gravemente afectados. Sorprendentemente, el 64% de los hombres australianos sufre brotes frecuentes, y el 17% padece estos episodios a diario. Ni siquiera el lugar de trabajo, considerado por algunos como un santuario de los problemas personales, ofrece un respiro, ya que el 59% de los hombres sufre crisis de SII mientras trabaja.
Las repercusiones en la salud mental también son importantes: más del 50% de los afectados declaran sufrir ansiedad y una disminución de la confianza en sí mismos. Para hacer frente a los síntomas impredecibles, el 65% de los hombres admite que evita salir de casa. Este aislamiento tiene efectos de largo alcance: más de uno de cada cuatro hombres pierde más de tres horas de socialización a la semana, lo que afecta gravemente a su vida social y a sus redes de apoyo.
Los patrones de sueño también se ven alterados para la mayoría de los hombres con SII, afectando al 55%, mientras que uno de cada cinco hombres confiesa que el SII afecta negativamente a su vida sexual. Y sin embargo, quizá el dato más desalentador sea que el 60% de los hombres expresan pesimismo respecto a sus síntomas. La falta de conocimiento y comprensión de estrategias eficaces para controlar los brotes deja a estos hombres en un estado de limbo.
En general, es una mierda. Perdón por el juego de palabras.
Para abordar este problema, la campaña de la Semana de la Salud Masculina de este año se titula "Hábitos saludables", con el objetivo de empoderar a los hombres animándoles a crear de forma proactiva rutinas saludables y a realizar cambios pequeños pero impactantes en su vida diaria. Tomando medidas, como buscar consejo médico y adoptar modificaciones en el estilo de vida, los hombres pueden recuperar el control de sus síntomas de SII (así como de otros problemas de salud), mejorar su bienestar mental y recuperar su calidad de vida.
Para aliviar los síntomas del SII en los hombres, existen varios enfoques que pueden ser beneficiosos. En primer lugar, puede ser útil modificar la dieta. Identificar y evitar los alimentos desencadenantes, como los platos grasos o picantes, la cafeína, el alcohol y los edulcorantes artificiales, puede reducir los síntomas. Incorporar alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y cereales integrales, y beber mucha agua también puede ayudar.
Además de los cambios dietéticos, las técnicas de control del estrés pueden desempeñar un papel importante en el alivio de los síntomas del SII. Hacer ejercicio con regularidad, practicar técnicas de relajación como ejercicios de respiración profunda o meditación, y dormir lo suficiente pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y promover el bienestar general. Buscar el apoyo de un profesional sanitario o unirse a un grupo de apoyo puede proporcionar una valiosa orientación y una plataforma para compartir experiencias con otras personas que se enfrentan a retos similares.