Adicción al sexo, una enfermedad muy peligrosa

NO PERDER EL CONTROL, CLAVE

Adicción al sexo, una enfermedad muy peligrosa

El escándalo de Harvey Weinstein ha revivido la polémica de si existe la adicción al sexo o es una excusa para esconder comportamientos abusivos. A pesar del debate, muchos centros en el mundo se especializan en tratar a estas personas.

Michael Douglas, Tiger Woods y Charlie Sheen o Rob Lowe tienen en común ser ricos, famosos y haber estado internos en programas contra la adicción al sexo después de protagonizar escándalos que destrozaron sus matrimonios y afectaron sus carreras. últimamente más de uno se está sumando a a la lista: Harvey Weinstein o Louis C.K.

Ante las acusaciones de acoso sexual, por las que pasó de ser el productor de Hollywood más exitoso al más despreciado personaje del planeta, Weinstein se internó en un centro de rehabilitación para esta enfermedad conocido como The Meadows, el mismo donde Woods se refugió luego de divorciarse.

El lugar es un lujoso rancho en Arizona con spa, piscina, establos y hermosos jardines, en el que los pacientes pagan 60.000 dólares por un programa de 45 días. Muchos expertos, sin embargo, señalan que Weinstein poco o nada tiene que hacer allá, en gran parte porque aún se debate si esta adicción es real y hay que tratarla como la del alcohol, las drogas y el juego, o si simplemente se trata de una carta que muchos juegan cuando caen en infidelidades y acoso sexual.

“A diferencia de Alcohólicos Anónimos (AA) o Narcóticos Anónimos (NA), la adicción sexual tiene una connotación negativa, porque se la vincula directamente a casos de abuso. Pero muchos no saben que hay adictos sexuales que no tienen sexo. Es como con la comida, donde hay quienes se dan atracones y quienes no comen”, explican desde Sexo Adictos Anónimos (SAA), una comunidad que en el país existe hace más de veinte años, donde quienes sienten que el sexo controla de forma negativa su vida se encuentran de forma anónima y trabajan en grupos de 8 o 10 personas, hombres y mujeres, de todas las edades y profesiones. También hay reuniones por Skype para quienes no pueden asistir.

“Un gran número de adictos sexuales dice que el uso malsano del sexo ha sido un proceso progresivo. Puede que haya empezado con la adicción a la masturbación, la utilización de pornografía, o con una relación pero con los años fue progresando hacia conductas cada vez más peligrosas”, explica la comunidad en su web, donde se describen los 12 pasos –que van desde admitir el problema hasta encontrar las herramientas para controlarlo–, y las 12 tradiciones base del programa.
Lo que se busca, en definitiva, es trabajar la compulsión sexual, para poder conectarse con el sexo desde un lado sano. Y usan la  misma dinámica que AA o NA, con reuniones de dos horas (diarias, semanales, mensuales), y un sistema de acompañamiento de los coordinadores de las reuniones –ex adictos–, como de padrinos.

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