5 cosas sorprendentes que el surf y el yoga tienen en común

5 cosas sorprendentes que el surf y el yoga tienen en común

En el último año he estado aprendiendo a hacer surf. Mientras sigo descubriendo dónde colocar los brazos y las piernas para intentar ponerme de pie, mantener el equilibrio y caer con seguridad, me he dado cuenta de que los aspectos físicos del surf son básicamente una serie de posturas de yoga repetidas: Postura de la cobra, Guerrero 1, Guerrero 2 y sentadilla de piernas anchas.

Al mismo tiempo, me he estado perdiendo en la sensación expansiva de flotar en el océano y buscar una ola que coger. Mentalmente, es casi la misma desconexión de mis pensamientos y ansiedad que suelo experimentar en mi esterilla de yoga.

A medida que hablo con más y más surfistas que practican yoga, voy comprendiendo hasta qué punto ambas disciplinas se reflejan mutuamente, tanto mental como físicamente.

En qué se parecen el surf y el yoga

He aquí algunas de las sorprendentes formas en que ambas actividades se solapan, incluidas las lecciones extraídas de ambas que pueden aplicarse a la vida cotidiana.

1. Estar presente

No es sólo la exigencia de concentración técnica lo que hace que el surf sea tan meditativo. Es la atención que presta al momento presente: la conciencia del viento, el tamaño de las olas, la distancia a la orilla, la sensación del agua contra la piel. Es el desprendimiento de uno mismo que supone estar alejado de la tierra y rodeado de algo infinitamente más grande.

Esta presencia enrarecida es algo que me cuesta cultivar en mi vida cotidiana. Pero es algo a lo que puedo acceder con bastante facilidad cada vez que piso mi esterilla de yoga.

"Hay un momento compartido en el yoga y el surf que trasciende las palabras", afirma Geoff Brooks, instructor de yoga y surf afincado en Bali. "El surfista contempla la transición desde el borde del agua hasta el lugar ideal, aunque ilusorio, donde se une a la energía de las olas. Al frente de la esterilla, el yogui establece una intención para la práctica que tiene por delante, trabajando hacia el lugar cambiante ideal pero ilusorio donde la mente y el cuerpo se unen". Ambos son recordatorios de que la tarea principal es estar siempre presente de forma consciente dondequiera que estés.

La campeona de surf de Costa Rica Lisbeth Vindas explica su conexión con el agua como un lugar de presencia incomparable. "Cuando tengo que pensar en algo, remo hasta el océano", dice Vindas, "y si es hora de llorar, lloro. Si toca rezar, rezo. Si es momento de dar las gracias, doy las gracias".

2. Priorizar la respiración

El océano puede ser caótico e impredecible, lo que significa ser zarandeado y arrojado bajo las olas. "Es como una lavadora", dice Lia Hermosa Díaz, campeona nacional costarricense de 20 años y atleta de SurfX del Four Seasons Península Papagayo. Una buena práctica de la respiración es vital, dice Díaz.

La respiración y el surf están inextricablemente unidos, tanto para conservar la energía física necesaria para afrontar la ola como para inducir la calma. Díaz se entrena aguantando la respiración durante largos periodos. En el océano, explica, la respiración se traduce en mantener la compostura. "Es ser capaz de permanecer bajo el agua mientras te zarandean y mantener la calma en medio de todo ese lío", afirma.

La misma importancia tiene el yoga. Si practicas posturas pero no respiras, no estás entendiendo nada. Las técnicas de respiración, o pranayama, son el vínculo entre el cuerpo y la mente, dice Brooks. En una práctica de yoga, combinar la respiración con las posturas vincula el cuerpo y la mente. Al inspirar y espirar, eres capaz de estar más presente en cada postura, de ser consciente de estar en tu cuerpo, y de observar y tal vez incluso alejarte de pensamientos ansiosos y espirales descendentes.

3. Renunciar al control

El surf consiste esencialmente en realizar muchas acciones preparatorias para propulsarse hacia una situación y, una vez allí, liberarse de cualquier ilusión de control. En el momento en que entras en el océano, debes estar dispuesto a renunciar a tu idea de estar al mando.

No es muy diferente de cómo el yoga te prepara para cultivar la aceptación y la ecuanimidad en tu vida a través de tu práctica física. Un día, tu cuerpo puede sentirse ágil y capaz de equilibrarse fácilmente. Otro día, tu cuerpo puede sentirse rígido e inestable. Una práctica de yoga sólida consiste en aceptar la inconsistencia y continuar de todos modos con lo mejor de tu capacidad en ese momento.

Lo mismo ocurre con la capacidad fluctuante de la mente para permanecer concentrada o distraerse. Entender esto, dice Brooks, nos permite acercarnos a la práctica del yoga y el surf con humildad y vulnerabilidad.

4. Discernir qué es seguro para ti

Ya sean olas o posturas, comprender tu situación y tus limitaciones es esencial para tu seguridad, así como para tu capacidad de disfrutar de la experiencia en lugar de resistirte a ella. Tanto los profesionales del surf como los principiantes deben abordar el surf conscientes de condiciones como la forma, el tamaño, la velocidad y la potencia de las olas, dice Brooks. Comprobar el tiempo y la previsión de olas, salir a aguas tranquilas con un guía y tomar clases son prácticas ideales para los principiantes. Es muy parecido a cómo un practicante de yoga inexperto necesita tomar clases de yoga básicas que estén en consonancia con el nivel y la profundidad de su experiencia, de modo que pueda basarse en ella.

"El surfista pasa de remar contra la energía de las olas a cabalgar esa energía", explica Brooks. Al final, con la experiencia, se llega a una intimidad con las inevitables fluctuaciones. No es muy distinto a comprender y sentirse cómodo con posturas que antes parecían imposibles.

5. Practicar la resistencia

El surf, especialmente en aguas turbulentas, puede ser aterrador. "Pero cuando te zarandean las olas, lo peor que puedes hacer es intentar luchar contra ellas", dice Díaz, que se enfrenta regularmente a olas de 6 metros que están a punto de caerle en la cara. "Tienes que quedarte bajo el agua y dejar que la ola haga lo que quiera, y luego puedes resurgir".

Esa experiencia repetida, una y otra vez, ha enseñado a Díaz a mantener la calma. "La ola pasará", se dice a sí misma. Traslada esta experiencia a su forma de actuar cuando las cosas se le ponen difíciles en la vida. "El surf me ha enseñado a seguir la corriente y a que las cosas salgan bien. Ya me he enfrentado a esta gran ola, me digo a mí misma: 'Puedo enfrentarme a esto también'".

Brooks está de acuerdo. "Aunque te den una paliza, te das cuenta de que no es permanente y de que puedes aguantar", afirma. "Al saber que tienes la capacidad de sobrevivir a tu caída o fracaso, bailas al borde de la posibilidad y amplías tu experiencia".

Esta capacidad de recuperación también es algo que una práctica constante del yoga ayuda a desarrollar. Dedicar tiempo a practicar yoga incluso en momentos de coacción o estrés es una señal para que tu mente y tu cuerpo se calmen, para que la tormenta pase si puedes mantener la ecuanimidad durante ella. Del mismo modo, aprender a ser fácil con su cuerpo en la estera en los días en que no funciona de la manera que desea que le permite acercarse a su práctica con amabilidad, incluso cuando el resto de la vida parece imperfecta o difícil.

Categorías:

Noticias relacionadas