Lo que hay que saber sobre el trastorno
La estrella del cine de acción Bruce Willis dejó de actuar en la primavera de 2022 tras ser diagnosticado de afasia, un trastorno neurológico que afecta a la capacidad de producir y comprender palabras. Ahora, la enfermedad de Willis ha progresado y ha recibido un nuevo diagnóstico de demencia frontotemporal, según anunció su familia el jueves (16 de febrero).
"Por desgracia, los problemas de comunicación son sólo un síntoma de la enfermedad que padece Bruce", dice el comunicado. "Aunque es doloroso, es un alivio tener por fin un diagnóstico claro".
La prevalencia de la demencia frontotemporal (DFT) es un tanto incierta, ya que históricamente los médicos a veces la confundían con la depresión, la esquizofrenia o la enfermedad de Alzheimer, según la Universidad de California en San Francisco (UCSF) Health (opens in new tab). Las estimaciones actuales sugieren que la FTD es la forma más común de demencia diagnosticada en personas de 60 años o menos, aunque también puede afectar a personas mayores. (Bruce Willis tiene 67 años).
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Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), la FTD describe un grupo de enfermedades relacionadas entre sí, todas ellas provocadas por el deterioro de las células del lóbulo frontal del cerebro, situado detrás de la frente, y de los lóbulos temporales, situados a ambos lados de la cabeza, cerca de las orejas. Estas afecciones son progresivas, es decir, empeoran con el tiempo, y su causa exacta se desconoce, aunque los estudios han señalado varias mutaciones genéticas y proteínas anormales que pueden estar implicadas.
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Los tres tipos de FTD son la demencia frontotemporal variante conductual (bvFTD), la afasia primaria progresiva (PPA) y los trastornos relacionados con el movimiento. El primer tipo, y el más común, la dFTfb, se caracteriza principalmente por síntomas cognitivos, como dificultades para planificar y recordar el orden de los pasos necesarios para completar una tarea, actuar impulsivamente y perder el interés por actividades que solían gustarles. Según la NIA, a medida que avanza la enfermedad pueden surgir problemas con el lenguaje o el movimiento.
La PPA afecta a la capacidad de una persona para utilizar y comprender el lenguaje; se presenta en varias formas, que difieren en sus síntomas específicos. A medida que la enfermedad progresa, las personas con PPA pueden perder la capacidad de hablar, desarrollar problemas de memoria y razonamiento y mostrar cambios de comportamiento similares a los de las personas con bvFTD.
Por último, existen varios trastornos del movimiento asociados a la FTD. Según el NIA, en algunos casos afectan a las regiones del cerebro que controlan el movimiento, así como a las que intervienen en el pensamiento y el lenguaje.
Según Johns Hopkins Medicine (se abre en una nueva pestaña), no existe cura para la FTD ni tratamientos para ralentizar la progresión de la enfermedad. A las personas con FTD se les pueden recetar medicamentos, como antidepresivos, antipsicóticos y somníferos, para tratar los síntomas individuales de los trastornos. También pueden trabajar con logopedas, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales para adaptarse a los cambios en sus capacidades.
Las personas con FTD pueden vivir con estos trastornos durante muchos años, pero a medida que empeoran pueden adoptar comportamientos peligrosos y perder la capacidad de cuidar de sí mismas, según Stanford Medicine (se abre en una nueva pestaña). También se enfrentan a un mayor riesgo de infecciones y lesiones relacionadas con caídas.