Las transfusiones de sangre podrían transferir proteínas implicadas en hemorragias cerebrales, pero sería increíblemente raro

Las transfusiones de sangre podrían transferir proteínas implicadas en hemorragias cerebrales, pero sería increíblemente raro

El riesgo de sufrir cierto tipo de hemorragia cerebral puede ser transmisible a través de las transfusiones de sangre, según una nueva investigación.

Sin embargo, los resultados no son motivo de preocupación a la hora de recibir una transfusión de sangre, ya que el riesgo real de que una transfusión provoque una hemorragia cerebral es extremadamente bajo. Sin embargo, la investigación sí apunta a las causas subyacentes de la hemorragia cerebral, denominada angiopatía amiloide cerebral (AAC), que implica la acumulación de la misma proteína que forma las placas de la enfermedad de Alzheimer, denominada beta-amiloide.

"El posible valor de nuestro estudio radica en que comprendemos mejor la biología y la causa de estas enfermedades", declaró a Live Science el Dr. Gustaf Edgren, coautor del estudio, cardiólogo y epidemiólogo del Instituto Karolinska de Suecia.

¿Cuánta sangre hay en el cuerpo humano?

La AAC es una enfermedad en la que se producen hemorragias cerebrales repetidas y no provocadas, conocidas como hemorragias intracerebrales. La AAC no siempre está bien diagnosticada o registrada, pero probablemente es responsable de entre una quinta y una cuarta parte de las hemorragias intracerebrales, según Edgren.

Algunas investigaciones anteriores habían descubierto que la AAC podría haberse transmitido a través de antiguos tratamientos con hormona de crecimiento humano derivados directamente de tejidos humanos, lo que indicaba que algún factor de riesgo biológico de la enfermedad podría transferirse de una persona a otra. Para investigarlo, Edgren y sus colegas utilizaron datos de más de un millón de donantes y receptores de sangre de Suecia y Dinamarca.

No disponían de información directa sobre si los donantes y receptores presentaban las acumulaciones de la proteína beta-amiloide características de la AAC, pero sí sobre si los individuos habían sufrido hemorragias intracerebrales.

Sus resultados mostraron que obtener sangre de un donante que posteriormente sufrió múltiples hemorragias intracerebrales -un síntoma de AAC- aumentaba casi tres veces el riesgo de sufrir hemorragias intracerebrales espontáneas.

Estos hallazgos son preliminares, porque los investigadores aún no han demostrado que los donantes implicados padecieran realmente CAA, advirtió Edgren. Pero si se trata de CAA, podría indicar que las proteínas mal plegadas implicadas en la enfermedad son transmisibles. Esto asemejaría la AAC a enfermedades como la de Kreutzveld-Jakob o la encefalopatía espongiforme bovina (más conocida como el mal de las vacas locas), trastornos neurológicos causados por proteínas mal plegadas llamadas priones. Sin embargo, estas enfermedades son transmisibles a través del consumo de tejido nervioso, mientras que no hay pruebas de que la CAA pueda transmitirse a través de la dieta.

"Nuestra hipótesis es que estamos transmitiendo proteínas beta-amiloides mal plegadas de un individuo a otro, y ésa es la razón por la que estamos observando este fenómeno", afirma.

Sin embargo, las personas que necesitan una transfusión de sangre no deben preocuparse, afirma Edgren. Por un lado, los científicos aún no han establecido qué proteína, si es que hay alguna, necesita transmitirse para causar hemorragias, ni han demostrado que las proteínas mal plegadas en la sangre existirían en cantidades suficientes para viajar al cerebro y marcar alguna diferencia, escribió el Dr. Steven Greenberg, profesor de neurología de la Facultad de Medicina de Harvard, en un comentario que acompaña al nuevo estudio.

Además, sólo 1 de cada 1.000 receptores del estudio estuvo expuesto a la sangre de un donante que posteriormente sufrió una hemorragia intracerebral. Esas personas tenían un riesgo del 2% de sufrir una hemorragia propia en 20 años, lo que se traduce en unas probabilidades de 1 entre 50.000 para cualquier receptor de transfusiones. Además, añadió Edgren, la mayoría de los receptores de transfusiones están enfermos y es poco probable que vivan lo suficiente como para alcanzar ese 2% de riesgo en 20 años; es mucho más probable que su enfermedad original u otra afección les cause la muerte.

"Prácticamente no hay motivo de alarma para las personas que necesitan transfusiones", dijo Edgren. "No es algo de lo que deban preocuparse".

Lo importante, según Edgren, sería establecer que las proteínas beta-amiloides mal plegadas son la causa de la AAC y otros trastornos, como el Alzheimer. En estos trastornos cerebrales, puede ser difícil determinar qué factores causan la enfermedad y cuáles son sólo efectos secundarios de la misma. Los investigadores planean ahora estudiar muestras de sangre de donantes para buscar las proteínas mal plegadas.

"Si podemos demostrar que estos donantes tienen algo que podemos medir en su sangre y que luego podemos rastrear en sus receptores, entonces podremos decir más sobre la biología y la verdadera causalidad", dijo Edgren.

Los investigadores publicaron sus resultados el 12 de septiembre en la revista JAMA.

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