La "suavidad" de algunas partes de la superficie cerebral puede aumentar el riesgo de depresión, según un estudio
Tener una superficie cerebral más lisa podría revelar la probabilidad de desarrollar un trastorno depresivo mayor (TDM), según un nuevo estudio.
La capa externa del cerebro, denominada corteza cerebral, se pliega en distintos patrones conocidos como giros. El proceso por el que se forman estas arrugas y surcos -girificación- suele comenzar durante el segundo trimestre del embarazo y continúa después del nacimiento.
Investigaciones anteriores han aportado datos sobre una posible relación entre la baja giroscopia y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Sin embargo, aún no se ha identificado un biomarcador fiable, es decir, una característica del cerebro que pueda medirse y que ayude a detectar quién tiene más probabilidades de desarrollar el trastorno.
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La respuesta podría estar en observar la proporción de superficies curvas y lisas del córtex, utilizando una medida denominada índice de girificación local (LGI, por sus siglas en inglés), según proponen los investigadores del nuevo estudio.
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Al analizar más de 400 escáneres cerebrales de individuos con MDD y compararlos con escáneres de personas sin la enfermedad, los científicos descubrieron que los primeros tienen comparativamente menos pliegues en varias regiones clave de la corteza, lo que significa que esas porciones de la corteza parecen "más lisas".
Los autores afirman que los hallazgos, publicados en mayo en la revista Psychological Medicine, pueden tener importantes implicaciones para la detección precoz del MDD, que afecta al 3,8% de las personas en todo el mundo.
El autor del estudio, Byung Joo Ham, catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Corea, afirmó en un comunicado que este "estudio pionero" investigó la posible relación entre la depresión y las diferencias en el LGI en el córtex y analizó si el LGI podía estar relacionado con síntomas específicos de la depresión.
El equipo midió el grado de plegamiento en 66 regiones de la corteza utilizando el LGI. Un LGI más alto corresponde a una superficie más plegada, y viceversa.
Las personas con MDD tenían un LGI más reducido que las que no padecían el trastorno en siete regiones corticales, entre ellas las conocidas como corteza prefrontal, corteza cingulada anterior e ínsula, así como ciertas regiones parietales y temporales. Estas zonas intervienen en una gran variedad de procesos, como la cognición, la regulación emocional, el procesamiento sensorial y la formación de la memoria. Las diferencias estructurales de estas regiones se han relacionado con la depresión en estudios anteriores.
Sin embargo, la mayor reducción del plegamiento se observó en la pars triangularis izquierda, situada en la denominada zona de Broca del cerebro, que es fundamental para la producción del habla y el lenguaje.
Entonces, ¿por qué las superficies cerebrales más lisas pueden estar relacionadas con el MDD?
"Se ha demostrado previamente que las regiones corticales que evaluamos en nuestro estudio afectan a la regulación emocional", afirmó en un comunicado el Dr. Kyu-Man Han, profesor asociado de Psiquiatría de la KUCM. "Esto significa que los patrones anormales de plegamiento cortical pueden estar asociados con la disfunción de los circuitos neuronales implicados en la regulación emocional, contribuyendo así a la fisiopatología del MDD".
En el artículo, los autores subrayan que serán necesarias investigaciones futuras para estudiar los factores genéticos y ambientales específicos que pueden influir en el plegamiento cortical durante el desarrollo temprano y, posteriormente, predisponer a una persona a desarrollar TDM más adelante en la vida.
No obstante, esperan que la identificación de un biomarcador mensurable en regiones específicas del cerebro pueda utilizarse algún día para ayudar a ajustar terapias específicas contra la depresión.
"Nuestros hallazgos pueden sentar las bases para la selección de dianas para futuros tratamientos de neuromodulación [terapias que sintonizan la actividad del cerebro], incluida la estimulación cerebral no invasiva con electricidad, especialmente en el córtex prefrontal, para mejorar los síntomas del MDD", añadió Ham.