More Than Surviving

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Hubo un tiempo en que no podía imaginarme viviendo con el VIH tanto tiempo. Si alguien me hubiera dicho entonces que viviría todos estos años y que compartiría mi historia para ayudar a los demás, no le habría creído.

Pero hace poco cumplí 20 años de vida con el VIH. He pensado mucho en cómo he llegado hasta aquí.

Eso significa echar la vista atrás y no sólo volver sobre algunos de mis pasos, sino intentar comprender mejor todo lo que ha pasado.

He aquí algunas cosas que he aprendido sobre vivir y prosperar con el VIH.

Tiempo y paciencia

Casi todo lo que conlleva el VIH al principio es estresante. Empezando por el diagnóstico, se te presentan cosas desconocidas, todas a la vez. Es de esperar que te hagan pruebas de laboratorio, que acudas a las visitas médicas y que entiendas la nueva terminología, y

aprender qué medicación es la mejor para ti y adaptarte a tomarla puede resultar abrumador. Entenderlo todo lleva su tiempo.

Mientras todo esto sucede, también hay que controlar las emociones, que pueden ser impredecibles. Sentirse enfadado, confuso, asustado e inseguro es habitual. Lo más importante es recordar que todo lo que sientes y experimentas es válido.

No hay una forma correcta o incorrecta de superar el VIH. Lo único que puedes hacer es tomarte las cosas día a día. Ser paciente con el proceso a medida que se desarrolla es una de las mejores cosas que puedes hacer para afianzarte y no sentirte completamente abrumado.

Desarrollar un estilo de vida saludable

Cuidar de ti mismo en tu viaje hacia el VIH es de suma importancia. Tus médicos y profesionales sanitarios estarán de acuerdo. Dado que gran parte de la gestión del VIH consiste en mantener un sistema inmunitario fuerte, las cosas cotidianas influyen más de lo que crees.

Esto varía de una persona a otra, dependiendo de lo que ya estuvieras haciendo como parte de tu rutina diaria antes de que te diagnosticaran el VIH. Evitar el estrés, dormir y descansar lo suficiente, comer lo más sano posible y hacer ejercicio es aún más importante para quienes vivimos con el VIH.

El mejor consejo que puedo ofrecerte, como alguien que se abrió camino a trompicones, es que te des cuenta de que no va a ocurrir de la noche a la mañana. No es una situación de aprobado o suspenso.

Algunos días te irá mejor que otros en la gestión de todo. Ser consciente y prestar atención a las áreas que necesitan más atención son buenos puntos de partida.

Una de las partes más difíciles de vivir con el VIH es revelar tu estado serológico a otras personas, y todo lo que ello conlleva. Todo el proceso es espinoso y complicado por varias razones.

Hay una larga lista de cosas que se pueden temer al compartir el estado serológico. Revelarlo a la persona equivocada, o en el momento o lugar equivocados, puede provocar rechazo, juicios, burlas o incluso daños físicos.

La clave para superar esta parte de tu experiencia con el VIH es prestar mucha atención a dos cosas.

En primer lugar, revelar tu estado serológico es una decisión personal que tomas en el momento oportuno. Es algo que no debe apresurarse ni precipitarse. A medida que te sientas más seguro en tu vida con el VIH, sabrás si es el momento adecuado, o cuándo, para seguir adelante.

En segundo lugar, ten en cuenta en quién te sientes más cómodo confiando. Ya sea un familiar o un amigo cercano y de confianza, asegúrate de que ya existe confianza y seguridad en esa relación.

Si decides revelarlo, cuanto más a menudo lo hagas, más seguro te sentirás en general. Y si decides no revelar nada, es perfectamente aceptable.

Buscar apoyo

Es importante saber cómo y cuándo buscar apoyo

. Hacer malabarismos con todo lo que implica gestionar el VIH, procesar tus emociones y navegar por todo lo demás puede ser mucho. Especialmente cuando tu vida funciona a toda máquina al mismo tiempo.

Aunque es cierto que vivir con el VIH es un viaje personal, aprender a abrirse y dejarse apoyar por los demás tiene su valor. Ten en cuenta que hay muchas formas de buscar ayuda y apoyo, cuando estés preparado para ello.

Puedes acudir a un grupo de apoyo presencial y ponerte en contacto con otras personas que compartan tus mismas experiencias. O grupos de apoyo que se reúnen en línea, lo que proporciona un entorno más controlado y quizá más cómodo para ti.

Otro canal de apoyo es la terapia individual con un terapeuta de salud mental licenciado. Aunque lleva su tiempo, puede ayudarte a sentirte respaldado a medida que vas superando retos y problemas vitales, estén o no relacionados con el hecho de vivir con el VIH.

Visibilidad

Algunas personas seropositivas descubren que les ayuda a dar sentido a su viaje compartir su historia con los demás. Esto puede ocurrir en grupos de apoyo o a través de actividades de divulgación, educación, pruebas y prevención del VIH.

Esto no es aconsejable para todo el mundo. Muchos de los que vivimos con el VIH decidimos no hacerlo, lo cual es comprensible. Pero hacerse oír y ser visible puede ser beneficioso. Todo depende de ti, de con qué te sientas cómodo y de lo que quieras hacer.

Como el VIH está muy estigmatizado y la desinformación está muy extendida, es posible que temas que tu vida se vea truncada por esta enfermedad. Pero no tiene por qué ser así.

Como alguien que ha vivido esto, puedo dar fe de lo asustada y preocupada que estaba por morir. Me diagnosticaron la enfermedad justo después de cumplir 30 años.

Aunque mis miedos eran válidos, no me sirvieron de nada. Tenía que encontrar mi camino día a día, mes a mes, año a año. Descubrí que cuanto más seguía adelante, menos tiempo tenía para sentarme y obsesionarme con los peores escenarios.

Lo más importante que tienes que hacer después de que te diagnostiquen el VIH es decidir quién eres y cómo quieres que sea el resto de tu vida

, lo cual no es tarea fácil. Pero es algo que he descubierto que sucede por sí solo a medida que sigues viviendo. Al hacerlo, creas tu propia nueva normalidad. Cuanto mejor me las arreglaba para gestionar todo, más clara se volvía mi visión de la vida y de mi futuro.

Veinte años después de mi experiencia con el VIH, agradezco cada vez que tuve que volver a empezar y enfrentarme a lo desconocido. Porque al hacerlo, aprendí a vivir intencionadamente y con un propósito, independientemente de lo que me depare la vida.

Hay mucha vida por vivir después del VIH. Cómo sea eso depende de ti. El mejor consejo que puedo darte es que elijas sabiamente, sigas adelante y te ames a ti mismo en todo momento.

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