Los problemas más habituales al compartir la cama con tu pareja
Tener pareja es algo muy especial, ya que compartimos nuestro día a día con alguien al que queremos y con el que nos gustaría pasar el resto de nuestra vida. Se comparten aficiones, amigos, sentimientos y cama.
Esto último, probablemente sea el momento más bonito del día, puesto que compartir el descanso con alguien genera que el lazo de amor entre dos personas se haga más fuerte.
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Además, dormir en pareja estimula la confianza y las ganas de crear nuevas cosas en equipo creando ese “para siempre”.
Sin embargo, en muchas parejas el dormir juntos, con el tiempo, genera ciertos problemas entre los que se encuentran los ronquidos, la temperatura o la falta de espacio.
Según el informe del Ministerio de Salud, cuatro de cada diez españoles tienen problemas de sueño. Es más, la estadounidense National Sleep Foundation afirma que una de cada cuatro parejas americanas duerme en camas separadas.
No solo se refieren a las parejas que no están pasando por un buen momento, sino también a aquellos que, sencillamente, no logran descansar en la misma cama.
Esto se puede convertir en un problema, ya que durmiendo separados renunciamos a la intimidad y al vínculo que se crea compartiendo lecho pudiendo ser el principio del fin de una relación.
Por eso, a continuación, vamos a explicarte cuales son los problemas más habituales que solemos tener cuando dormimos en pareja y cómo podemos solucionarlos.
¿Cómo solucionar los problemas de las parejas que comparten cama?
Una encuesta reveló que seis de cada 10 parejas que duermen juntas descansan 5 horas o menos por la noche.
Esto, conforme pasa el tiempo, podría afectar en la salud física y mental, así como producir una incapacidad en la realización de nuestras actividades cotidianas y bajar nuestro rendimiento en el trabajo.
Por lo tanto, lo mejor es poner solución a estos problemas para no llegar a la separación. ¿Cómo? Te lo contamos.
1.Desacuerdo en el colchón
Es posible que tu estés acostumbrado a dormir en colchones blandos y tu pareja solo puede conciliar el sueño en un colchón más duro que una piedra. O que uno de los dos se mueve tanto durante la noche que despierta a su acompañante.
Para este problema, por suerte, los fabricantes de colchones han sacado la solución perfecta sin tener que acabar en camas separadas.
Existen colchones a medida, que se puede diseñar un lado firme y otro más blando, o incluso con diferentes tipos de muelles de colchones o con independencia de lechos y más silenciosos para no molestar al otro durmiente.
2. Ronquidos
Los ronquidos son uno de los problemas más habituales, y es que llegan a ser muy frustrantes para la persona que no ronca y no puede conciliar el sueño. Obviamente el que ronca no lo hace adrede ni sabe qué hacer para evitarlo.
Los ronquidos ocurren por causas coyunturales (cuando se está resfriado), o por adoptar posturas que no son las mejores para respirar (dormir boca arriba), incluso por problemas más complejos que requieren atención médica (apnea del sueño).
Consejo para el que no ronca: rodea tus oídos con una pared de almohadas para reducir el ruido o ponte tapones.
3. Diferentes temperaturas
La temperatura óptima para un correcto descanso debe estar entre los 15 y los 18 grados centígrados. Pero, es cierto que hay personas más o menos frioleras, y no todas duermen con la misma ropa.
Ahí comienza la pelea, mientras uno duerme el otro abre la ventana, o sube la calefacción sin avisar. Esto puede generar ciertas discusiones en la pareja que se deben evitar.
Consejo: acordar una temperatura media entre vuestras dos preferencias y la persona que tiene frío puede abrigarse más y la que tiene calor renunciar al pijama.
Otra solución podría ser comprar una cama más grande, ya que implica que cada uno tenga un mayor espacio.
4. Peleas por la manta
¿Cuántas veces nos hemos peleado por la manta? Infinitas veces, y es que la manta es el preciado tesoro por el que se pelea cada noche. Es un clásico en las peleas matrimoniales.
Se trata de un problema muy habitual, ya que nos despertamos en mitad de la noche, muertos de frío, y comprobamos que nuestra pareja está enrollada en la manta cual oruga, mientras nos ha dejado a la intemperie pasando frío.
No lo ha hecho a mala fe, pero, para evitar este tipo de problemas, una solución podría ser comprar un edredón más grande o comprar dos y cada uno que tenga el suyo. En países como Alemania muchas parejas lo hacen así.
5. Tú necesitas luz y tu pareja oscuridad
La iluminación es otra causa de desencuentro en la pareja. Lo lógico es dormir con la luz apagada, pues la oscuridad promueve la producción de melatonina, una hormona que nos ayuda a conciliar el sueño.
No obstante, hay personas que no se relajan y necesitan notar una mínima fuente de luz.
Consejo: utilizar un antifaz para poder tener esa oscuridad total que se necesita. Son muy efectivos y permiten a tu pareja mantener la persiana abierta o dejar encendida una luz.