La contaminación al final del embarazo duplica el riesgo autismo
Las causas del autismo no están claras, pero un estudio de la prestigiosa Escuela de Salud Pública de Harvard ha descubierto que si la madre se expone a un exceso de contaminación al final del embarazo se duplica el riesgo de autismo para el bebé.
Las partículas finas expulsadas durante incendios, por los vehículos y las chimeneas industriales aumentan las posibilidades de que los niños desarrollen autismo. Quizá por esta causa o quizá no, pero los diagnósticos de autismo en los últimos años se han disparado desde 2000: en esa fecha, un niño de cada 150 desarrollaba autismo, cifra que se redujo en 2010 hasta uno de cada 68. El autismo se asocia a causas genéticas, pero los genes por sí solos no se modifican tan rápido como para justificar ese incremento. Por ello, los cientificos están incidiendo tanto en los factores ambientales.
La incidencia de las partículas finas sobre el feto no se ha demostrado ni antes ni al comienzo del embarazo. Ni siquiera después del nacimiento del niño. Pero en el tercer trimestre la cosa cambia. No se saben las razones, pero puede que sea porque dichas partículas están llenas de contaminantes que penetran en las células mediante la respiración de la madre, lo que puede afectar al desarrollo del cerebro.
La contaminación y el ruido afectan al embarazo
El riesgo de autismo puede aumentar si la madre del niño tiene alta exposición a DDT