La agenesia dental, un problema hereditario

AUSENCIA DE PIEZAS DENTALES

La agenesia dental, un problema hereditario

A veces, la causa de una sonrisa imperfecta no es el descuido ni la falta de higiene, y la agenesia es un factor terrible para la autoestima de quien la padece. También es algo mucho más común de lo que crees, así que nuestro consejo es que cuanto antes intentes solucionarlo (siempre con profesionales), mejor.

La agenesia dental o anodoncia parcial se define como la ausencia congénita de una o varias piezas dentales, sean temporales o permanentes, lo que supone un importante problema para que, quienes la presentan, tengan una oclusión correcta de la boca. En la actualidad se están investigando las causas de esta anomalía que se da con bastante frecuencia y que afecta especialmente al maxilar superior y a los incisivos laterales.

No se conoce bien cuál es la causa de esta anomalía congénita, aunque se barajan distintas posibilidades, como procesos infecciosos sufridos por la madre (tuberculosis, sífilis, rubéola, etc.) o una displasia ectodérmica de origen genético.

De hecho, los niños que nacen con determinadas anomalías genéticas presentan habitualmente una agenesia dental, lo que ha llevado a aceptar que este problema tiene un componente hereditario ya que además se produce en distintos miembros de una misma familia.

Se estima que actualmente la agenesia dental afecta a un 1-3% de la población, y debe tenerse en cuenta que puede generar importantes problemas relacionados con la oclusión dental y, por tanto, con la funcionalidad de la dentadura y la salud bucodental en general.

Para evitarlo, ante la ausencia de una o más piezas dentales se puede optar dos tipos de tratamientos diferentes: cerrando el espacio definido por el diente ausente de modo que los caninos puedan sustituir a los incisivos laterales, o, por el contrario, abriendo espacios que permitan colocar nuevos dientes (implantes) en sustitución de los que no se han desarrollado. No obstante, el implante también se puede realizar con la primera técnica, de modo que se ubique en la zona menos visible del maxilar.

La elección de la técnica más adecuada dependerá de los resultados de un estudio exhaustivo de la estructura dental y la relación entre la oclusión y el tipo de estructura facial.

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