Jorge Lorenzo, campeón del mundo de MotoGP
Ayer, Jorge Lorenzo se proclamaba ganador del mundo de MotoGP. Aquí te damos las claves de su hazaña.
Rossi lo tenía difícil, pero básicamente él se lo había buscado. La patada que propinó a Márquez, un movimiento ruin y miserable que, sin duda, tenía su origen en celos y envidias que poco tienen que ver con el deporte: su otrora protegido Márquez, el niño al que, un día, amparó en su seno, ahora se revelaba como el gran escollo a batir si quería hacerse con el título del mundo. A sus 36 años y en el ocaso de su carrera, a Rossi le habría venido la mar de bien un empuje, un ''accidente'' para hacerse con el título y rubricar una empresa dorada.
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Parece que ahora las tornas han cambiado entre Márquez y Lorenzo: si el año pasado el piloto de Yamaha recopilaba siete victorias consecutivas, ahora le toca el turno al mallorquín que ha adaptado la M1 a su cuerpo como una mano al guante, una moto que, sin duda, no es la que se espera para rendir arduas empresas, es una máquina que requiere una constancia y un trazo firme y delicado, constante, virtudes que atesora Jorge Lorenzo, ahora campeón justo del mundo. Además, nunca ha dejado de lado el espíritu joven y fresco que une a todos los pilotos en sus comienzos: al fin y al cabo se trata de ir en moto, de conducir y sentir como el aire y la libertad corre por cada milimetro del uniforme. Podemos ver, entonces, como la perfecta simbiosis entre cuerpo y máquina se revela ante nuestros ojos: una suerte tenerle entre nuestros compatriotas.
En el podio no han faltado las pitadas a Márquez, acusándole de dejarse ganar en favor de Lorenzo. Al final, Jorge Lorenzo es campeón del mundo de MotoGP sin entrar en polémicas ni piques ni patadas. Como debe ser el buen deporte.