El riesgo de conmoci贸n cerebral acecha en la Super Bowl
Se calcula que entre 90 y 100 millones de estadounidenses ver谩n la Super Bowl este domingo. Es poco probable que se mencione durante los festejos esta aleccionadora pero significativa nota secundaria: los atletas que participan en deportes de colisi贸n se encuentran entre los que corren mayor riesgo de sufrir una conmoci贸n cerebral.
Este riesgo no se limita al f煤tbol profesional. Los investigadores calculan que cada a帽o se producen en Estados Unidos 4 millones de conmociones cerebrales relacionadas con el deporte y el ocio, en todos los deportes y niveles de juego y tanto en los partidos como en los entrenamientos. Ocurren a atletas y ni帽os que juegan al baloncesto y al f煤tbol y a guerreros de fin de semana que montan en bicicleta y esqu铆an. Pero tambi茅n se producen miles de conmociones cerebrales por accidentes de tr谩fico, resbalones y tropiezos u otros golpes en la cabeza.
Soy el director del Centro de Conmociones Cerebrales de la Universidad de Michigan y llevo casi un cuarto de siglo investigando las lesiones cerebrales. En todo el mundo, cientos de investigadores como yo han dedicado sus carreras a entender las conmociones cerebrales y las lesiones cerebrales traum谩ticas y, lo que es m谩s importante, a saber c贸mo prevenirlas y tratarlas. Aunque se han hecho enormes progresos, a煤n queda mucho por hacer.
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La historia de fondo
Cuando empec茅 mi carrera, las conmociones cerebrales se consideraban en general como un "golpe de tim贸n". No era raro que un deportista que hab铆a quedado fuera de combate volviera a jugar a los 20 minutos de la lesi贸n.
Los resultados devastadores de las conmociones cerebrales repetidas sin un tratamiento adecuado llevaron a la adopci贸n de una amplia legislaci贸n que aborda espec铆ficamente las conmociones cerebrales en los deportes juveniles.
Esa legislaci贸n, promulgada entre 2009 y 2014, es ley en los 50 estados. Aunque var铆a de un estado a otro, los atletas juveniles reciben ahora educaci贸n anual sobre las conmociones cerebrales. Los que se sospecha que tienen una conmoci贸n cerebral deben ser retirados del juego, y los atletas conmocionados no pueden practicar su deporte hasta que un profesional m茅dico lo autorice.
En 2005, los investigadores descubrieron el primer caso de encefalopat铆a traum谩tica cr贸nica en un antiguo atleta de f煤tbol profesional. Esta enfermedad cerebral degenerativa se caracteriza por dep贸sitos de prote铆nas que se han relacionado con las conmociones cerebrales y los impactos repetidos en la cabeza.
Este monumental hallazgo se produjo al mismo tiempo que la participaci贸n militar de Estados Unidos en Irak y Afganist谩n. En ambos conflictos, las lesiones cerebrales traum谩ticas se convirtieron en la principal lesi贸n de los veteranos que regresaban, y el gobierno estadounidense aument贸 la financiaci贸n para estudiar los efectos a corto y largo plazo de las conmociones cerebrales.
Adem谩s, las organizaciones deportivas cambiaron su postura anterior y reconocieron la relaci贸n entre las conmociones cerebrales y las lesiones a largo plazo. Comenzaron a apoyar pol铆ticas que adoptaban cambios en las reglas basados en la evidencia para reducir el riesgo de conmoci贸n cerebral.
La edad de oro de la investigaci贸n sobre las conmociones cerebrales
Aquellos acontecimientos sentaron las bases para que una nueva generaci贸n de cient铆ficos explorara formas precisas de diagnosticar las conmociones cerebrales, desarrollar nuevas opciones de tratamiento y comprender qui茅nes corren m谩s riesgo de sufrir resultados negativos a largo plazo.
Esto incluye tres estudios transformadores que se est谩n llevando a cabo actualmente en los Estados Unidos: TRACK-TBI, que est谩 evaluando a 3.000 pacientes en todo el espectro de las lesiones cerebrales traum谩ticas; NFL-LONG, que hace un seguimiento de los antiguos jugadores de la NFL; y el Consorcio CARE, que ha inscrito a m谩s de 55.000 miembros de la academia militar y atletas universitarios para comprender mejor los efectos a corto y largo plazo de la conmoci贸n cerebral.
El Consorcio CARE, que codirijo, ha elaborado m谩s de 100 art铆culos revisados por expertos que han contribuido a mejorar el diagn贸stico y el tratamiento de las conmociones cerebrales. En particular, hemos informado de que la recuperaci贸n de una conmoci贸n cerebral puede tardar hasta un mes. Tambi茅n descubrimos que los atletas masculinos y femeninos vuelven a jugar despu茅s de una conmoci贸n cerebral a la misma velocidad e identificamos marcadores sangu铆neos que podr铆an servir como patr贸n de oro para el diagn贸stico de conmociones cerebrales.
Mis colegas y yo estamos iniciando ahora las evaluaciones de seguimiento de los participantes en el Consorcio CARE para comprender mejor los efectos a largo plazo de la lesi贸n. Estos resultados, junto con el trabajo de otros estudios, informar谩n a los investigadores sobre el riesgo de neurodegeneraci贸n a largo plazo y arrojar谩n luz sobre las formas de intervenir con medicamentos y terapias.
El futuro de la ciencia de las conmociones cerebrales
La investigaci贸n sobre las conmociones cerebrales est谩 floreciendo. Desde que se identific贸 el primer caso moderno de encefalopat铆a traum谩tica cr贸nica hace 17 a帽os, se han publicado m谩s de 13.000 art铆culos en la literatura m茅dica. Aunque los investigadores tienen mucho m谩s que aprender, los avances en la atenci贸n a las conmociones cerebrales en los 煤ltimos 20 a帽os son claramente significativos. Los deportistas con conmociones cerebrales permanecen ahora mucho m谩s tiempo fuera del campo de juego, los protocolos de evaluaci贸n estandarizados est谩n muy extendidos y existen normas para reducir el riesgo de conmoci贸n cerebral.
Los resultados de estos estudios nunca acaparar谩n los titulares como lo hace la Super Bowl, y algunos pueden decir que los cambios de pol铆tica deber铆an ser m谩s r谩pidos. Hay que admitir que el proceso cient铆fico es lento, pero las decisiones basadas en una investigaci贸n limitada rara vez son, si es que lo son, la decisi贸n correcta. Pero un d铆a, este trabajo, en gran parte no anunciado, mantendr谩 el deporte seguro y a sus participantes enteros en cuerpo y mente.
Este art铆culo ha sido publicado por The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el art铆culo original. Las opiniones expresadas son las del autor y no reflejan necesariamente las del editor.
