Científicos descubren un gen que provoca un mayor aumento de peso con el mismo alimento
Los científicos han descubierto una variante genética causante de la obesidad en determinadas personas, lo que abre las puertas a tratamientos específicos y reduce la estigmatización.
Perder peso es jodidamente difícil, incluso con avances como el "turbocompresor de grasa parda" en el horizonte. Sin embargo, un descubrimiento de científicos del Reino Unido ha revelado que las personas con un determinado grupo sanguíneo pueden tener más dificultades que otras para perder los kilos de más.
Científicos de la Universidad de Exeter, junto con colaboradores internacionales, han descubierto que una variante genética específica que afecta al gen SMIM1, de nombre pegadizo, está relacionada con un mayor peso corporal en personas con un determinado grupo sanguíneo. Este descubrimiento no sólo arroja una luz muy necesaria sobre la compleja interacción de la genética y el metabolismo, sino que también abre posibles nuevas vías de tratamiento de la obesidad.El
papel del "SMIM1
"El gen SMIM1 -identificado hace una década durante la investigación sobre el grupo sanguíneo Vel- desempeña un papel crucial en la regulación del peso corporal. Las personas que carecen de ambas copias de este gen, lo que las convierte en "Vel-negativas", están genéticamente predispuestas a gastar menos energía en reposo, lo que se traduce en un mayor peso corporal. El estudio analizó a casi 500.000 participantes del Biobanco del Reino Unido, identificando un subconjunto de personas con esta variante. La investigación descubrió que las mujeres con la variante pesan una media de 4,6 kg más, y los hombres 2,4 kg más en comparación con los que no tienen la variante.
Sin embargo, la investigación sugiere que la ausencia de SMIM1 afecta a mucho más que el peso. Las personas sin ambas copias del gen presentaban otros "marcadores relacionados con la obesidad", como niveles elevados de grasa en sangre, tejido adiposo disfuncional, aumento de las enzimas hepáticas y reducción de los niveles de hormona tiroidea. La coautora del estudio, Jill Storry, de la Universidad de Lund (Suecia), se mostró entusiasmada con el descubrimiento:
"SMIM1 se descubrió hace sólo una década, como una proteína del grupo sanguíneo de los glóbulos rojos que se buscaba desde hacía tiempo, pero su otra función ha permanecido desconocida hasta ahora. Es muy emocionante descubrir que tiene un papel más general en el metabolismo humano."Jill Storry
Potencial de tratamiento
El descubrimiento del papel del gen SMIM1 en la obesidad ofrece una vía prometedora para desarrollar tratamientos específicos. El equipo de investigación ya está estudiando la eficacia de un fármaco existente contra la disfunción tiroidea para tratar la obesidad en individuos que carecen de SMIM1.
El autor principal, Mattia Frontini, subrayó la importancia de esta investigación:
"Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de investigar la causa genética de la obesidad, para seleccionar el tratamiento más adecuado y eficaz, pero también para reducir el estigma social asociado a ella".Mattia Frontini
Al comprender las bases genéticas de la obesidad, los científicos pretenden crear intervenciones médicas a medida que podrían mejorar notablemente la calidad de vida de los afectados. Las implicaciones de esta investigación van más allá de los resultados de salud individuales, ya que ofrecen una reducción potencial de la carga económica que las enfermedades relacionadas con la obesidad suponen para los sistemas sanitarios de todo el mundo.
En la investigación, publicada en Med y financiada por el National Institute for Health and Care Research y la British Heart Foundation, participaron socios de la Universidad de Cambridge, el Instituto Sanger, la Universidad de Copenhague y la Universidad de Lund. Como destacó el Dr. Luca Stefanucci, primer autor, de la Universidad de Cambridge, la creciente disponibilidad de datos genéticos aumenta las posibilidades de identificar a las personas en situación de riesgo y ofrecerles apoyo específico.
Con más investigación y ensayos clínicos, este descubrimiento podría suponer un paso fundamental en la lucha contra la obesidad. ¿Cuándo fue la última vez que se hizo un análisis de sangre? ¿Podría esto ayudarle a perder esos preciados kilos? Danos tu opinión.